miércoles, 7 de mayo de 2008


La leyenda de Hua-Shan:

El monte de los Inmortales


Refugio milenario de los taoístas, Hua-Shan simboliza mejor que ningún otro monte chino una doctrina sustentada en rígidas prácticas mentales y físicas dirigidas hacia un objetivo último: la inmortalidad.
"Cerca de la cumbre del Monte Hua-Shan, me encontré con una inscripción en una roca que decía: 'Todo aquel que sobrepase este punto se convertirá en medio inmortal'. Seguí subiendo penosamente. Sin embargo, dudo de si volveré a tener la fuerza o la valentía de ascender de nuevo el Monte Hua-Shan para ver si puedo inmortalizar mi otra mitad".
Así describía el escritor norteamericano Foster Stockwell la ascensión que realizó al monte Hua-Shan en 1983.
Muchos otros viajeros occidentales que han conseguido coronar los cuatro picos de esta escarpada montaña también han comprobado la dificultad de la ascensión y experimentado la rara sensación de "convertirse en medio inmortal", aun sin estar iniciados en taoísmo ni saber nada de la mencionada inscripción. No en vano, a medida que se asciende por este emblemático monte, parece que uno estuviera llevando a cabo una de las tareas más arduas de su existencia. Escaso esfuerzo comparado con el efectuado por los monjes taoístas que, orgullosos de prosperar con las privaciones y las dificultades, han construido en las empinadas laderas magníficos templos y un largo sendero hasta la cima, una auténtica escalera que partiendo del mundo permite identificarse con la vía celeste (T'ien-tao) y rozar el espíritu del Tao, causa permanente del devenir universal y del mundo fenoménico que procede de él y vuelve a él.

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